Archivo de la categoría: Qué comprar o pedir prestado

Baberos

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6-meses-051.jpgNunca sobran, siempre faltan, así que a comprar muchos.

Desde el principio, cuando el tetero o teta es comida única, hasta que comienzan a probar las sopas y frutas, los baberos se ensucian a cada rato.

Los sacabuches, que son unas toallitas o pañales alargados que se colocan en el hombro cuando se le están sacando los gases al bebé, luego de cual normalmente viene un buche, para evitar manchar la ropa del que ejerce esta función.

Tuve la fortuna de contar con las manos mágicas de mi tía Nena y de mi prima María Elena quienes personalizaron la colección de lujo de baberos y sacabuches de Santiago con su nombre, animales y figuritas simpaticonas . Si pueden contar con este regalo que pueden lucir en cada salida sería una bendición, sino es una buena motivación para aprender a bordar en punto cruz, recorrer mercerías para escoger los hilos y telas con una inmensa panza. Dicen que es una tarea de concentración que a muchos relaja, sobretodo porque se hace pensando en el bebé que pronto llegará. En mi caso, aunque tenía seria intenciones de hacerlo, no lo hice. La verdad es que creo que quedé traumatizada por las clases de bordados los días viernes cuando las monjas, cuando solo faltaban días para la exposición final de talentos, me rodeaban de niñas, no tan voluntarias, que me ayudaban a bordar un mantel que sola nunca hubiera podido terminar a tiempo. Sino, en el mercado hay muchos y para todos los gustos. Mi última adquisión fue uno de plástico con un dispositivo al final del mismo para que ataje toda la comida que se caiga. Imprescindible a partir de que la comida entra en la dieta del bebé. De hecho, he pensado que deberían inventar un inmenso babero o un impermeable, mejor, para la mamá, porque les cuento que la ropa me dura muy poco limpia de trozos de auyama, apio, papa o lechoza.

La Faja

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faja.jpgLa faja, cómprala o pídela prestada a alguien de mucha confianza. 

Me encontré con la famosa faja postparto en una sesión de limpieza que hice recientemente, y me gustaría contarles mi experiencia. Como muy buena alumna del curso sicoprofiláctica, lo primero que pedí al llegar a la habitación luego de la cesárea, además del maquillaje y un cepillo para peinarme, fue la faja. Como era de esperarse, vi el diablo suelto por la clínica cuando me la puse con la ayuda de la enfermera, pero sentí cierto alivio de tener mis órganos atajados por esta camisa de fuerza luego de que el ocupante principal de la inmensa barriga, ya estaba afuera. Sin embargo, cada vez que me levantaba la parte inferior de la faja me rozaba la herida, por lo que cada día la soportaba menos y por ende la usé poco. Por esta razón, este tipo de faja (como la de la foto), creo que solo aplica para partos naturales, en estos casos es bueno que tengan soportes en cada lado para que no se doble cuando uno se sienta. Al final opté por una tipo pantaleta, que si bien es incómoda para bajarla y subirla, no molesta en la herida por lo que se hace más soportable, lo cual es la idea cuando uno quiere usarla por un período largo (más o menos 3 meses). La faja es una pieza fundamental, no solo para mantener la figura, sino por la comodidad de sentirse compacta cuando hay tanto pellejo suelto que no sabe donde ubicarse.

Kit de amamantar

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Con una inmensa ilusión de amamantar, preparamos un kit completo con todo lo que nos recomendaban tener, algunos artículos nunca lo usamos otros fueron muy útiles. Por ejemplo:

– El sacaleche con pilas (Pigeon) fue divertido mientra duró. A las pocas semanas la potencia fue mermando, hasta que dejó de funcionar. No hay duda, es un descanso para la mano, más allá de que uno se sienta como una vaca, ya que se requiere hacerlo por lo menos 4 veces al día, si se produce bastante y se quiere guardar. Puede ser que funcione mejor en otras marcas. 

– El sacaleche manual (Avent) fue la mejor compra que hicimos, aunque requería un esfuerzo manual, era bastante efectivo, extraía mucha leche en poco tiempo y con poco esfuerzo. Es caro, pero vale la pena. Hay varios modelos, lo mejor es comprar el más sencillo, sin los envases de almacenamiento, porque casi no se usan, y esta versión eleva mucho el precio.

– Bolsas para aliviar la hinchazón de los senos (Gerber), son unas bolsas de tela rellenas de gel, con doble función, se meten en el microondas o en la nevera. Caliente para evitar el dolor previo a amamantar y disolver las durezas en los senos, y fría para usarlas luego de este proceso, para aliviar el «cansancio». Las usé bastante.

– Protectores de silicone para senos agrietados (Avent): las usé una sola vez y como no sentí ningún alivio, no las usé más. Dicen que el mejor remedio para esto es la propia saliva del bebé, en mi caso, así fue.

– Bolsas para almacenar leche (Gerber): Excelente alternativa para las que producen mucha leche, tanto como para almacenarla. La leche materna se congela y se puede luego de varias semanas. Cuando llega el momento de volver al trabajo, es una buena herramienta.

– Una mecedora, el cojín de amamantar, una almohada cervical, un gran reloj y mucha agua: recuerdo que durante muchas madrugadas la constante era la mecedora, el cojín de amamantar, una almohadita para sosterner mi cabeza tambaleante, mucha agua y un reloj que me indicara los minutos que tenía que alimentar al bebé de un pecho (20 minutos), para luego pasarlo al otro (15 a 10 minutos). Luego me deshice del reloj, porque sobretodo en la madrugada, sentía que la aguja no se movía, y era estresante, entonces dejé que el bebé decidiera el tiempo, sobretodo porque se quedaba dormido siempre que comía. El agua es el mejor aliado para producir mucha leche y se toma con gusto porque amamantar da tanta sed como una sesión de aeróbicos.

100% algodón

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Que la ropa sea de algodón es casi una obligación, sobretodo los primeros meses. Mi bebé nació con una alergia en la piel, según explicaban los médicos, «una reacción al ambiente al que recién se exponía», por lo que Gerardo tuvo que salir corriendo a comprar más cobijitas de algodón para no ponerlo en contacto con otro material, como el poliester, que le provocara más alergia. Luego de los tres meses ya se puede probar con otros materiales.

Mil broches

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img_2046.JPGDe todo el guardarropa del bebé siempre escojo los mismos monitos o pantalones, los que tienen muchos broches. Por qué, bueno al principio nos da seguridad abrir el mono en el cambiador y acostar al bebé encima de la muda para luego ajustarle todos los broches y listo, sin necesidad de meter la cabeza del bebé, tan blandita, por los huecos chiquiticos de las franelas (es importante fijarse que las franelas también tengan broches). Otra razón importante, es que al momento de cambiarlo, que son unas cuantas veces al día, este tipo de ropa permite desabrochar solo la parte baja, sin necesidad de desvestirlo completamente. Hay marcas nacionales que tienen este tipo de ropa, y todos los monitos Carters tienen estas características.

Cojín de amamantar

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img_2104.JPGSirve tanto para amamantar como para dar tetero. Cumple con su función de subir a bebé a una altura más cómoda para alimentarlo. Es importante que sea alto y fuerte para que cumpla bien con la función de sostener al bebé. Me lo prestó mi amiga Lucre y lo usé bastante, así que creo que vale la pena comprarlo, sobretodo porque luego sirve para ayudarlo a sentarse.

La mecedora

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Las mecedoras son de esos artículos tradicionales que todo el mundo imagina en el cuarto del recién nacido, y tienen razón. Nada más rico que mecerse mucho mientras uno abraza al bebé, para amamantar o dar tetero; yo la pedí prestada.

A mi me encanta, incluso me he aprendido algunas canciones de cuna para acompañar la escena mientras Santiago me observa curioso e intenta cantarlas.

El cuarto del bebé

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img_2132.JPGAunque aun Santiago no ha empezado a usar su cuarto (ya tiene 4 meses), antes de nacer ya estaba listo, gracias a la asesoría de mi mamá, el curso prenatal y la creatividad de los padres. Las recomendaciones de la expertas del curso eran básicas: un cuarto sencillo, sin colores escandalosos ni muchos peroles. La idea no es estresar al bebé sino relajarlo. Por lo que lo armamos con lo básico. La cuna prestada de su prima Estefanía, lindas cortinas hechas por la abuela, color beige clarito para las paredes, un gavetero para la ropa, un baño con cambiador regalo de los abuelos, un mobil regalo de Gricel, una mecedora préstamos de su prima Eva y los peluches que le obsequiaron al nacer.

Claro, lo importante es usarlo en algún momento, como esperamos hacerlo nosotros cuando lo saquemos de nuestro cuarto donde duerme en un corral. El plan es que suceda pronto.